miércoles, 24 de junio de 2009

La ley y la autoridad I... empezamos

"Cuando la ignorancia reina en la sociedad y el desorden en el pensamiento de los hombres, se multiplican las leyes, se espera todo de la legislación, y como toda nueva ley es un nuevo error, los hombres se ven continuamente empujados a pedir de las leyes lo que sólo puede salir de ellos mismos, de su propia educación y de su propia moral. No es ningún revolucionario quien dice esto, no es siquiera un reformador. Es el jurista Dalloy, autor de la recopilación legal francesa conocida como Repertorio de la legislación. Y sin embargo, aunque el hombre que lo escribió fue, él mismo, creador y admirador de la ley, estas líneas representan perfectamente la anormal condición de nuestra sociedad.
En los Estados actuales, una nueva ley se considera remedio para el mal. En vez de cambiar ellos mismos lo malo, empiezan los hombres por pedir una ley que lo cambie. Si el camino entre dos pueblos es intransitable, dice el campesino: Tendría que haber una ley sobre los caminos rurales. Si el encargado de un parque se aprovecha de la falta de espíritu de los que le obedecen con servil devoción y les insulta, dice el insultado: Debería haber una ley que obligase a los encargados de los parques a ser más educados. Si hay estancamiento en la agricultura o el comercio, el padre de familia, el ganadero o el especulador del trigo alegan: Lo que necesitamos es legislación protectora. Todos, hasta el viejo pañero, exigen una ley que proteja su propio negocio. Si el patrón reduce los salarios y aumenta las horas de trabajo, el político en embrión exclama: Ha de haber una ley que reglamente todo esto con justicia. ¡Leyes por todas partes y para todo, ¡en suma! Una ley sobre modas, una ley sobre perros rabiosos, una ley sobre la virtud, una ley para poner coto a los vicios y a todos los diferentes males originados por la indolencia y la cobardía de los hombres.
Tan pervertidos estamos por la educación, que procuramos desde la infancia matar en nosotros el espíritu de rebeldía, y desarrollar el de sumisión a la autoridad; tan pervertidos estamos por esta existencia bajo la férula de una ley que regula todos los acontecimientos de la vida (nuestros nacimiento, educación, desarrollo, amor, amistad) que, si sigue tal estado de cosas, acabaremos perdiendo toda iniciativa, todo hábito de pensar por nosotros. Nuestra sociedad parece ya incapaz de entender que se pueda existir de otro modo que bajo el yugo de la ley, elaborada por un gobierno representativo y administrada por un puñado de dirigentes. E incluso cuando llegó tan lejos como para emanciparse de la esclavitud, su primera preocupación fue reconstruida de inmediato. El Año 1 de la Libertad nunca ha durado más de un día, pues después de proclamado, a la misma mañana siguiente, los hombres se pusieron bajo el yugo de la ley y la autoridad.
En realidad, en varios miles de años, los que nos gobiernan no han hecho sino dar vueltas a este principio: Respeto a la ley, obediencia a la autoridad..."
La ley y la autoridad, de Piotr Kropotkin, pensador ruso (1842-1921)

Eleftheria Arvanitaki canta Ola ta pire to kalokairi

3 comentarios:

lluvia dijo...

es un poco caótico, no? aunque tb tiene razón, leyes por doquier y con sentido... figurado

Karlipsy dijo...

Realmente siempre se regula todo segun los casos y su impacto social. Ahora no son las mismas leyes que antes de Mari Luz, antes de las razas de perros peligrosos, antes de Megan Kanka, antes de ETA...Hasta ahi de acuerdo, pero realmente se podria vivir sin leyes? Es solo educacion? El hombre es bueno por naturaleza? lo corrompe la sociedad como decia Rosseau? o como decia Thomas Hobbes "Homo homini lupus"?

p.. lluvia dijo...

buena pregunta... el hombre (en progre, el hombre y la mujer) es malo? quién lo sabe?
Yo creo que es bueno, pero es animal.. supervivencia...