domingo, 21 de febrero de 2010

Julio Cesar... de Shakespeare

ANTONIO. — ¡Oh, perdóname, trozo de barro ensangrentado, que aparezca suave y humilde con estos carniceros! ¡Tú representas la ruina del hombre más insigne que viviera jamás en el curso de las épocas! ¡Ay de las manos que vertieron esta preciosa sangre! ¡Ante tus heridas, frescas todavía —cuyas mudas bocas, cuyos rojizos labios se entreabren para invocar de mi lengua la voz y la expresión—, profetizo ahora: caerá una maldición sobre los huesos del hombre: discordias intestinas y los furores de la guerra civil devastarán a Italia entera! ¡Sangre y destrucción serán tan comunes y las escenas de muerte tan familiares que las madres se contentarán con sonreír ante la vista de sus niños descuartizados por las garras de la guerra! ¡Las acciones bárbaras sofocarán toda piedad! ¡Y el espíritu de César, hambriento de venganza, vendrá en compañía de Atis ( La diosa de la venganza), salida del infierno, y gritará en estos confines con su regia voz: «¡Matanza!», y desencadenará los perros de la guerra! ¡Este crimen se extenderá a todo el universo por los ayes de los moribundos solicitando sepultura!
Julio Cesar de William Shakespeare, escrita en 1599

Judy Collins canta "masters of war" de Dylan...

2 comentarios:

pe dijo...

qué movida!!! pero este no era inglés? la historia dicen que se repite, veamos cómo acaba todo y cuándo

Anónimo dijo...

El Palacio de Justicia de Bruselas fue el mayor edificio construido en el siglo XIX. Es más grande que la basílica de San Pedro de Roma, con 260.000 metros cuadrados y mide 160 por 150 metros, lo que significa que rodearlo supone hacerse un mínimo de 620 metros de subidas y bajadas, pues al estar situado en una colina, hay entradas a múltiples alturas. Hubo que derribar parte de un barrio, cuyos habitantes empezaron a usar el nombre del arquitecto, Joseph Polaert, a modo de insulto. Su estética sirvió de base para numerosos edificios construidos durante la época nazi.

"Las escaleras del Palacio de Justicia eran la mayor acumulación de sillares de toda Europa. La construcción de esa singular monstruosidad arquitectónica, sobre la que Austerlitz pensaba escribir un estudio en aquella época, se emprendió precipitadamente en los años ochenta del siglo XIX por la insistencia de la burguesía belga, antes de que los grandiosos planos, presentados por cierto Joseph Polaert, hubieran sido desarrollados con detalle, lo que tuvo por consecuencia que, eso dijo Austerlirtz, en aquel edificio de más de setecientos mil metros cúbicos hubiera pasillos y escaleras que no llevaban a ninguna parte, y habitaciones y salas sin puertas en las que nadie había entrado nunca y cuyo vacío era el secreto más recóndito de todo poder sancionado. [...] Cada vez más lejos, había ido por pasillos, unas veces torciendo a la izquierda y otras a la derecha, bajo muchos altos dinteles, y algunas veces había subido escaleras crujientes, de aspecto provisional, que salían aquí o allá de los pasillos principales y llevaban medio piso arriba o abajo, para acabar en oscuros callejones sin salida, a cuyo extremo había armarios de persiana, pupitres para escribir de pie, escritorios, sillones de oficina y otros elementos de mobiliario amontonados, como si alguien hubiera de resistir tras ellos en una especie de estado de sitio. Incluso había oído decir que en el Palacio de Justicia, a causa de su complicación interna que supera realmente toda imaginación, en el curso de los años, una y otra vez, en algunas salas vacías y en pasillos apartados se habían podido establecer pequeños negocios, por ejemplo un estanco una oficina de apuestas o un bar, y una vez incluso, al parecer, un servicio de caballeros en el sótano por alguien llamado Achterbos, que un día se había instalado en su vestíbulo con una mesita y un plato para el dinero, convirtiéndolo en un retrete público con clientela de paso de la calle y, luego, mediante la contratación de un ayudante que sabía manejar el peine y las tijeras, se transformó por algún tiempo en peluquería".

Un post de regalo.